Decepción. El sueño olímpico expirado. Madrid dejará de ser villa de los Juegos más importantes del mundo para el deporte hasta dentro de una temporada. Muchos soñábamos con ellos, porque Madrid debía, Madrid podía y Madrid quería ser huésped del espíritu deportivo, albergar y dejar que sus monumentos, sus parques y sus calles formaran parte de esa oportunidad, engalanarlos para devolver la grandeza ya perdida que se consiguió con Barcelona 92’ , los mejores hasta la fecha.
España está más que preparada, comprometida y fiel para celebrar, nuevamente, las mejores Olimpiadas que puedan haberse visto. Nuestra embajada con toda la representación pertinente, sobrante mucha de ella, ha estado a la altura, como miembros del Comité Olímpico Español (COE) en la intervención y defensa de Madrid como ciudad que acoja los Juegos olímpicos y paraolímpicos de verano en 2020. Discursos meritorios el de Pau Gasol y el Príncipe Felipe, desde el corazón, que apelaban al sentimiento y a la unidad deportiva, al coraje y valentía. Que lucharon, con un muy buen nivel de inglés, a diferencia del resto de calaña, por convencer y acercar la llama a la capital de nuestro país. Ya estaba todo pensado. La perseverancia era un motivo añadido a nuestro favor, al igual que el tener las infraestructuras casi preparadas. El 80% listo para en siete años haber creado unas instalaciones modernas y eficientes, con un presupuesto responsable, y la seguridad que consiente el celebrar los juegos en un país desarrollado, alejado del terrorismo y la conflictividad social general.
En nosotros, no ha cabido la duda, de que hemos defendido nuestra candidatura con eficacia, elegancia y cierto humor, al formar listas con politiquillos que no conocen las lenguas más allá de la ciudad donde residen. Aun así, y de todas formas, era inminente que Tokio se llevaría los JJOO, la desgracia y humillación ha sido, el ser descartada la primera. ¿Por qué?
No hace falta ser un genio para saber que los miembros del COI, en Europa, nuestros colegas, no nos han votado debido a que París se presenta en 2024 al igual que Berlín, temiendo la canciller de éste último que el dinero del rescate vaya a financiar dentro del presupuesto ya establecido para Madrid 2020. No pudiendo existir ocasión de que dos veces consecutivas se celebren los Juegos en el mismo continente (pespunte que no se nos avisó para 2016) además de que Barcelona se presenta como sede de las olimpiadas de invierno para 2022.
Yo llamaría a esto tráfico de influencias, partidistas y oportunistas. A lo que se suma que los países de la Commonwealth como Canadá, Australia, Jamaica, el Reino Unido se haya opuesto a nuestra candidatura por trascender la importancia de Gibraltar. Una pestosa corrupción que ha rociado de deshonor y vergüenza el espíritu deportivo que con excelencia defendíamos en nuestra intervención esta tarde en Buenos Aires.
No hay excusas de corrupciones políticas, no hay excusas de crisis económicas. Las Olimpiadas se han convertido en una especie de Eurovisión que se elige por vecindad e interés.
Estambul, con un gobierno corrupto, con un país en el que predomina una atmósfera de dopaje en más de treinta deportistas de élite. País fronterizo con Siria, en fin, les parece mejor esa propuesta. O la ganadora, Tokio, cuya central de Fukushima anima a ir y visitar, para que los deportistas, después de que les hayan pegado tres tiros en Río2016, salgan con tres ojos en Tokio2020. ¿Es eso lo que queremos? ¿Es ese el espíritu con el que se formaron las primeras olimpiadas modernas de 1896 en Grecia? El fracaso no es nuestro, sino de la elección desafortunada interesada, que hiere de muerte como un cáncer la deportividad y valores que respeta y defienden los Juegos Olímpicos.
Sire
0 comments:
Post a Comment