Monday, December 17, 2012

Posted by Unknown | File under :


NARRATIVA ESPAÑOLA ÚLTIMO TERCIO SIGLO XIX: GENERACIÓN DE 1868
1868 fue un año importante, no solo para la historia de España –con la Revolución Gloriosaen Cádiz, que provocó el exilio de Isabel II iniciándose el Sexenio democrático/revolucionario hasta la segunda restauración borbónica- sino también para la literatura, donde en el realismo y naturalismo se van engalanando entre las páginas de muchas publicaciones los nombres de Juan Valera (Pepita Jiménez), José María de Pereda, Pedro Antonio de Alarcón (El Sombrero de Tres Picos, Diario de un testigo de la guerra de África), Benito Pérez Galdós (Fortunata y Jacinta, Episodios Nacionales, Marianela), Emilia Pardo Bazán (Pazos de Ulloa, Follas Novas), Clarín (La Regenta) entre otros.
El carácter es descriptivo y resalta por medio de la realidad, la importancia que tienen los detalles. El naturalismo, un estudio más minucioso, examina con crueldad los rasgos más desaprensivos de la vida. Por su parte, el costumbrismo resalta esa realidad inmaterial, las costumbres de la gente y la tradición que emana desde tiempos ancestrales en las distintas sociedades. A diferencia del romanticismo –estilo que convive con el realismo- es que no hay palabras que aluden en exceso a sentimientos o evasiones, sino que la fuente de inspiración, el Parnaso como patria literaria, reside en la vida cotidiana, con sus gracias y desventuras.

GENERACIÓN DE 1898
Así pues, no sería hasta los dos años últimos al cambio de siglo cuando, solapándose de nuevas la historia con la literatura, hace un hecho destacado remarcar ambas. La guerra hispanoestadounidense provocando, la derrota en 1898, la pérdida de las colonias en Cuba, Puerto rico, Guam y Archipiélagos como el de Filipinas en el Pacífico, el ocaso de la España imperial, enterrando cuatro siglos de hegemonía indiscutible sobre el planeta. La noticia, causó un fuerte impacto, y fue en las letras donde se plasmó el ideal, la moral y el sentimiento que merecía la ocasión. Las principales características de la literatura es que los autores coinciden en el rechazo al realismo decimonónico y en la angustia vital propia de toda época de crisis. Se impone la preocupación existencial, social, filosófica; la preocupación por la situación del país más que la mera preocupación formal –provocado sobre todo por haber tocado y hundido al país y el espíritu patriótico de la gente, la pérdida de vidas humanas y el nuevo aspecto que estaba tomando el viejo continente (para algunos Europa, acaba en los Pirineos)-

Además de la angustia vital, hay otros temas recurrentes: el de la preocupación por España y el de la historia, en la cual buscan las raíces del «alma española» que encuentran, sobre todo, en Castilla (símbolo de la patria); en sus paisajes y gentes.
Todo ello debido a cómo el nuevo rey, tras la regencia de su madre, se encuentra el país:

En este año me encargaré de las riendas del estado, acto de suma trascendencia tal como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que lo saque de esa situación. La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera. (...) Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España.
(Del diario de Alfonso XIII, 1 de enero de 1902)

Componentes de esta generación son: Valle Inclán (Sonatas, Tirano Banderas) el cual, su desencanto con la realidad va haciéndolo más crítico pragmándose sus novelas del esperpento caricaturesco lleno de ironía y sarcasmo; Azorín (Doña Inés, Don Juan) que rememora a los propios personajes nacidos entre libros; Miguel de Unamuno (San Manuel Bueno, Mártir, La Tía Tula, Abel Sánchez) con una conducta más filosófica y existencial que el resto; Pío Baroja (El árbol de la ciencia) nutre de amalgamas los temas de los que escribe; entre otros.

GENERACIÓN DE 1914
Durante la primera década del nuevo siglo se van filtrando, sobre todo por vecindad con Francia, las tendencias que se desarrollaban en Europa. Ésta integra a intelectuales que están entre el noventayochismo y las vanguardias. Son más vitales que los del 98, más europeístas y liberales. Se dividen en dos tendencias: novela lírica y novela intelectual.

-          Novela lírica. Destaca Gabriel Miró, quien resalta de la prosa la parte más estética llenando de lirismo y musicalidad la narración, dejando la acción en un segundo plano (El obispo leproso, 1926) .
-          Novela intelectual. Destaca Ramón Pérez de Ayala quien introduce contrastes en la novela mientras trata temas de moralidad o razón humana.
En La caída de los limones dos hermanas de una familia rica piden clemencia sin éxito para su hermano -que será ejecutado por un crimen- y su dolor contrasta con la celebración por el naci­miento de un nieto de la dueña de la pensión y en Prometeo se recuerda el encuentro homé­rico entre Ulises y Nausicaa para después presentar a un Ulises actual enamorado de una Nausicaa, también actualizada. Belarmino y Apolonio trata el problema de la incomunicación de los seres humanos (dos zapateros) aún estando próximos; Luna de miel, luna de hiel, el del amor y la educación sexual de los adolescentes y Tigre Juan y El curandero de su honra, el del honor del hombre vinculado a la fidelidad o no de la mujer.
 Generación de 1914

Mencionar la novela humorística de la mano de Wenceslao Fernández Flórez (Las siete columnas) y Ramón Gómez de la Serna (El torero Caracho)

DÉCADA DE 1930
En la década de los años 30, con la instauración de la II República y la paulatina división de la opinión pública entre derechas (partidos conservadores, Falange española) e izquierdas (comunistas, socialistas, anarquistas) hace que también se politice mucho la novela. Se tratan temas de sociedad, conjugándose todavía las tendencias pasadas entre los europeístas de la generación del 14 y los novecentistas del 98. Con el fascismo, por ejemplo, se nutrió la lengua de un vocabulario orientado a la camaradería; y el socialismo, fórmulas del español como el “No pasarán” en defensa de Madrid, es todavía muy conocido en Rusia por su influencia en el transcurso de la guerra.
Aun así, durante el período bélico, la preocupación de los literatos era más de supervivencia que de difusión de sus ideas y de buscar recursos estilísticos innovadores.

0 comments:

Post a Comment

ban nha mat pho ha noi bán nhà mặt phố hà nội