La gran mentira

Todos somos presos de la gran mentira. Esta comienza en el momento que uno asume una propia postura que cree como verdadera. Unos intentaran convencerte de sus pensamientos. Sus posturas te resultaran mentira, ¿su mentira contra tu verdad, o tu mentira contra su verdad?
Piensa, no dejes de debatir, en la lucha contra uno mismo solo puede haber vencedores.
Es el momento de plantearnos que cantidad de verdad hay en esta nuestra realidad actual, en nuestro sistema, en nuestras vidas. Nada, absolutamente nada es cierto, somos títeres sin cabeza movidos con los hilos de la avaricia.
Cualquier organización del ser humano cuya vía de acción contra el sistema esté subvencionada por este mismo no tiene cabida para el cambio, por tanto los movimientos sindicalistas actualmente existentes jamás conseguirán su cometido. Si bien harán brotar la conciencia social de unos cuantos, la larga espada de las comodidades destruirá cualquier brote de librepensamiento útil.
Todas las ideologías actuales, cualquier organismo dependiente del estado esta cometido directa o indirectamente para legitimar de mayor o menor forma el sistema. Hacen falta más ideas, menos pensamiento colectivo que tan solo consigue colonizar la mente de aquellos peces que intentar recorrer el rio contracorriente. ¡Fuera las convicciones!
O ser oprimido, represor, o cooperar voluntariamente para el mayor bien de todos. No hay otra alternativa posible. La convivencia como la conocemos en teoría, jamás ha existido, cada cual siempre se cree superior a su igual, pues para ello hemos sido educados, para la supervivencia en un mundo donde dominan las pasiones egoístas y el fanatismo.
Entre el hombre y su entorno social hay una acción reciproca. Los hombres hacen de la sociedad lo que es y la sociedad hace de los hombres lo que son, y el resultado es por lo tanto una especie de círculo vicioso del que jamás podremos escapar si no se acaban con los medios de ensordecimiento del pensamiento. El pensamiento individual, el resultado de la lucha de miles de individuos únicos, conscientes de la inexistencia de la libertad de pensamiento y por tanto de cualquier tipo de libertad es y será siempre la única solución.

Lobo Estepario