Comienza el siglo XX en los Países Bajos (Holanda) con el reinado de la Reina Guillermina I (1890-1948)
Precavida y cuidadosa, actuando dentro de las limitaciones de lo que esperaban de su monarca los La Reina Guillermina también disponía de una gran perspicacia empresarial y sus inversiones la convirtieron en una de las mujeres más ricas del mundo.
holandeses y sus representantes electos, Guillermina mostró una fuerte voluntad y personalidad a lo largo de su reinado. Estas virtudes le proporcionaron gran popularidad.
Primera Guerra Mundial
Aunque permanecieron neutrales durante la Primera Guerra Mundial, las considerables inversiones alemanas en Holanda estrecharon sus lazos comerciales con Alemania.
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Durante la guerra también fue llamada la “reina guardiana”. A pesar de sus buenas relaciones con Alemania, temía un ataque de los alemanes contra su país, especialmente en los comienzos del conflicto. Sin embargo, los ataques a la soberanía holandesas vinieron del Reino Unido y de los Estados Unidos, que con su bloqueo comercial apresaron muchos barcos mercantes holandeses en un intento de entorpecer los suministros de Alemania. Debido a las continuas tensiones entre los Países Bajos y las fuerzas de los Aliados, los holandeses se aferraron a su neutralidad.
Después del armisticio y el fin de la Primera Guerra Mundial, el emperador Guillermo II, que había sido obligado a renunciar a su trono, se exilió a los Países Bajos, donde el gobierno holandés le ofreció asilo político, debido en gran parte a los lazos del emperador con la reina Guillermina. En respuesta a los esfuerzos de los Aliados por juzgar a Guillermo, la reina convocó a los embajadores ante su presencia y les leyó los derechos de asilo.
Segunda Guerra Mundial
El 10 de mayo de 1940, el ejército de Alemania invadió los Países Bajos, y la Reina Guillermina y su familia fueron evacuados al Reino Unido tres días después. La Reina Guillermina deseaba permanecer en los Países Bajos: había planeado dirigirse a la provincia de Zelanda en el sur del país con sus tropas para coordinar la resistencia en la ciudad de Breskens y permanecer allí hasta que llegara la ayuda, como había hecho el rey Alberto I de Bélgica durante la Primera Guerra Mundial. Un crucero británico iba a llevarla primero a la ciudad de La Haya , pero cuando se encontraba a bordo, el capitán le dijo que le era imposible acercarse a la costa holandesa, ya que Zelanda estaba siendo bombardeada por la Luftwaffe y la situación era muy peligrosa. Guillermina aceptó viajar al Reino Unido, desde donde esperaba regresar tan pronto le fuera posible, pero sus planes se demoraron. Durante un tiempo estuvo en Canadá
Los ejércitos holandeses terminaron rindiéndose el 15 de mayo de 1940. La Reina Guillermina asumió en su exilio el liderazgo del gobierno holandés exiliado, estableciendo una estructura ejecutiva y enviando un mensaje al pueblo holandés.
Guillermina consideraba que su figura debía ser la más destacada, debido a su experiencia y conocimiento, así como su popularidad y respeto entre otros líderes mundiales. Por otra parte, en aquella situación el gobierno holandés carecía del poder del parlamento para respaldar sus decisiones y pocos recursos a los que acudir. La primera crisis surgió cuando el primer ministro holandés en el exilio, Dirk Jan de Geer, intentó entablar negociaciones separadas con los nazis para conseguir un acuerdo de paz, pues creía que los Aliados no ganarían la guerra. Guillermina se opuso a las negociaciones y finalmente consiguió deponer al primer ministro con el apoyo del ministro Pieter Gerbrandy.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la Reina Guillermina tomó la decisión de no volver a su palacio y se trasladó a una mansión en La Haya , donde vivió durante ocho meses y viajó por el país para motivar a sus súbditos, en ocasiones utilizando bicicleta en lugar de coche. Sin embargo, en1947, mientras el país seguía recuperándose de los daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial, las revueltas en las colonias holandesas del Sudeste Asiático provocaron duras críticas contra la reina y la élite económica. Su pérdida de popularidad y la presión internacional la llevaron a abandonar las colonias y a abdicar poco después.
Sucediéndola así la reina Juliana (1948-1980)
Durante la década de 1950 y 1960, la corte real holandesa disfrutaba de una gran prosperidad y esplendor económico, con chambelanes con magníficos uniformes, carruajes dorados, coches de lujo y espléndidos festejos y celebraciones en enormes palacios. Al mismo tiempo la reina visitaba a sus ciudadanos personalmente y sin anunciarse, aparecía en instituciones y escuelas públicas.
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Durante la inundación de los Países Bajos en 1953, más de treinta diques y dunas de protección frente al mar se rompieron y muchas ciudades y pueblos fueron sumergidos por olas de varios metros. Vestida con unas botas y una vieja gabardina, la propia reina Juliana se metió en el agua y el barro y acudió a las zonas devastadas para llevar comida y ropa a la gente necesitada, mostrando su compasión e interés, consolando a la gente y aproximándose una vez más a los ciudadanos holandeses.
En 1963 la reina Juliana se enfrentó a una nueva crisis que sembró el descontento entre los protestantes holandeses, cuando la Princesa Irene de los Países Bajos se convirtió en secreto al catolicismo y sin la aprobación del gobierno se casó el 29 de abril de 1964 con el Príncipe Carlos Hugo de Borbón, Duque de Parma, un aspirante al trono de España, y también líder del partido carlista español
Esta crisis por el matrimonio de Irene resurgiría con el anuncio en julio de 1965 del compromiso entre la princesa Beatriz, heredera del trono, y un diplomático alemán Claus von Amsberg. El futuro marido de la futura reina había sido miembro de las Juventudes Hitlerianas. Muchos holandeses furiosos se manifestaron en las calles contra la “traición” del compromiso. Aunque en esta ocasión los ciudadanos no pidieron la abdicación de la reina, debido a que el objeto de su ira era la Princesa Beatriz , no obstante comenzó un debate social sobre la necesidad y función de la monarquía.
1980 inicia su primera visita a España, aunque de carácter privado. Nunca visitó el país oficialmente, ya que no lo quiso hacer mientras Francisco Franco estaba en el poder y esperó a que su yerno, Carlos Hugo de Borbón-Parma, adquiriera la nacionalidad española (1979). Al abdicar en abril de 1980 no se llegaría a realizar esa visita de carácter oficial.
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El 28 de enero de 2013 anunció su decisión de abdicar el 30 de abril en favor del heredero, su hijo el príncipe Guillermo Alejandro de los Países Bajos(2013- actualidad)
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