Comienza el siglo XX en Dinamarca con Christian IX (1863-1906) como monarca. Durante su reinado se fomentó el desarrollo económico del país a todos los niveles, con la importante participación de Sucediéndole su hijo primogénito Federico VIII (1906-1912). Este rey se educó en la Universidad de Oxford consiguiendo el título de doctor y siendo general de los ejércitos daneses, siendo partícipe del fracaso frente a Alemania y perdiendo los ducados de Schleswig, Holstein y Lauenburg.
Fue padre de ocho hijos y dos de ellos reyes: Christian X en Dinamarca y Haakon VII en Noruega. La acción más significativa de su corto reinado fue la formación de una comisión con el fin de diseñar un plan de gobierno parcial para Islandia, que no prosperó. Murió seis años después de haber ascendido al trono durante una estancia en Alemania, donde se sometía a un tratamiento curativo. Fue un hombre de considerable fortuna que basó su popularidad en su sinceridad política, sus maneras democráticas, su afabilidad y su estilo de vida sencillo.
Como ya hemos dicho, sería Christian X el nuevo a la muerte de su padre (1912-1947)
Su prolongado reinado estuvo repleto de acontecimientos relevantes para su país. Durante la I Guerra Mundial, Cristián X fue un decidido partidario de la neutralidad de Dinamarca. En el año 1915 se promulgó una nueva Constitución, por la que se concedió el derecho al voto a la mujer. En el año 1917 aprobó la venta a los EE.UU. de las Indias Occidentales, territorios alejados de la metrópoli y poco explotados por la Corona. En el año 1918, Islandia se independizó de Dinamarca, permaneciendo tan sólo unida simbólicamente a Dinamarca en la persona del monarca, hasta que en 1944 se independizó totalmente mediante un plebiscito y se constituyó en una república independiente.
En el año 1920 Dinamarca aprovechó el ingreso en la Sociedad de Naciones para reclamar la celebración de un plebiscito que dirimiera la anexión de la parte septentrional del ducado de Schlewig a Dinamarca. Celebrada la consulta, el resultado fue favorable para Cristián X, que anexionó dicho territorio a sus posesiones a finales del mismo año.
A excepción de una crisis política interna en el año 1920, Cristián X, profundamente respetuoso con los ideales democráticos, mostró una actitud conciliadora y dialogante con los diferentes gabinetes que asumieron el gobierno, tanto los socialdemócratas como los radicales agrarios. Durante su reinado fueron rescatadas y sembradas grandes extensiones de tierras baldías, se constituyó la prestigiosa marina mercante danesa y se impulsó la creación de empresas y filiales danesas en varias zonas del mundo, dentro de los circuitos comerciales más potentes.Su talante y creencia democrática fue demostrado una vez más durante el transcurso de la II Guerra Mundial, ya que se negó a colaborar con el III Reich de Hitler durante la ocupación del país por las tropas alemanas, y se declaró públicamente prisionero político del dictador germano. Debido a esa acción, Cristián X, aunque carente de poder efectivo, se convirtió en el símbolo nacional de los daneses contrarios a Hitler. Su figura política se reforzó sobremanera a nivel nacional e internacional, y pasó a simbolizar la decidida lucha por las libertades frente a las dictaduras totalitarias.
Después de la capitulación de Alemania en abril del año 1945, el rey Cristián X abrió de nuevo el parlamento danés, en una celebración solemne, el 9 de mayo del año 1945, y restableció en su país el régimen democrático. Tras dos años de pacífico reinado, Cristián X murió.
El trono danés pasó a su hijo primogénito, Federico IX (1947-1972)
Durante su reinado ocurrieron algunas importantes reformas. Una reforma económica superó las restricciones de una economía agrícola y desarrolló el estado de bienestar. Dinamarca se modernizó, lo cual implicó nuevas demandas sobre la monarquía. Como consecuencia de una economía en auge durante el decenio de 1960, un amplio sector de mujeres entraron en el mercado de trabajo.
Al no tener descendencia masculina, se esperaba que su hermano menor Knud heredaría el trono, conforme a la ley de sucesión de Dinamarca (la Ordenanza Real de 1853). Sin embargo, en 1953, se cambió el acta de Sucesión mediante referéndum, suprimiéndose la Ley Sálica, permitiéndose así su hija Margarita ocupar el trono como Margarita II de Dinamarca en 1972.
Margarita II es la reina actual de la dinastía danesa (casa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg) Cuenta con una gran popularidad y se la considera una gran intelectual siendo doctora honoris causa por varias universidades como la de Islandia, Londres o Cambridge.

El valor monetario de los miembros de la Casa Real danesa, como símbolos nacionales, es muy alta para Dinamarca, según el instituto de análisis Nation Branding. Se debe a que son un «producto único» que llama la atención en otros países. Cuando la realeza de Dinamarca ayuda el comercio danés a triunfar en países extranjeros, significa que las puertas para las autoridades extranjeras se abren de otra manera que lo que sería el caso con representantes no monárquicos. También han contribuido al turismo y el boom en la exportación de la moda danesa, que es el cuarto sector en cantidad de exportación de Dinamarca al extranjero.

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