El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno.
Palabras con las que Felipe V, como Rey de España, trata la cesión del Peñón de Gibraltar al Reino Unido para conseguir la paz de la Guerra de Sucesión con los tratados firmados en Utrecht.
Tres siglos después de aquello, la soberanía que España reclama al campo de Gibraltar siempre ha sido un asunto que ha estado sobre la mesa de todos los ministerios de Exteriores.
La brecha abierta que deja correr el conflicto cuando los llanitos hacen amago de conseguir más propiedad de la que merecen, chocando y enfrentándose con los pesqueros de La Línea y Algeciras que constantemente se quejan por el boicot que sufren. Incumpliendo la totalidad de lo pactado en aquel año de 1713 son muy frecuentes las disputas entre Madrid y Londres saliendo de nuevo a la luz, para variar, el rechazo que el gobierno gibraltareño evoca teniendo la Guardia Civil que proteger y custodiar a los pescadores.
Gibraltar, considerado un paraíso fiscal de evasión de capitales, peligro de la UE , cuyos habitantes utilizan la Sanidad pública española, viven en los barrios más lujosos de la Costa del Sol y no pagan ningunos impuestos, dicen llamarse ingleses. Con todos mis respetos, pero los llanitos son los ingleses con menos clase que pueda haber en este mundo.
Pero, para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra. Y como la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos, y de aquí puede resultar que los soldados de la guarnición de Gibraltar y los vecinos de aquella ciudad se ven reducidos a grandes angustias, siendo la mente del Rey Católico sólo impedir, como queda dicho más arriba, la introducción fraudulenta de mercaderías por la vía de tierra, se ha acordado que en estos casos se pueda comprar a dinero de contado en tierra de España circunvencina la provisión y demás cosas necesarias para el uso de las tropas del presidio, de los vecinos y de las naves surtas en el puerto.
Es por lo tanto que si nos tomamos al pie de la letra los intereses que en Utrecht se firmaron, es más que prudente y recomendable la medida de endurecer los impuestos en la aduana y cerrar el espacio aéreo que utilizan cuando no les pertenece, entre otras cosas.
Son 6 kilómetros cuadrados los que provocan el malestar entre dos potencias históricas, Britannia e Hispania. 6 kilómetros que esperan tener solución para bien de unos y otros.
Además, el tratado dice también que, si Gran Bretaña intentase vender, ceder o enajenar de alguna manera, es decir, que dejase de ser de su propiedad, el territorio que deja de disfrutarse, vuelve a ser soberanía española, automáticamente. Y como los ingleses, que en la época de la descolonización y con la presión de la ONU de por medio, prefirieron declarle la autodeterminación antes que volver a negociar con las autoridades para provocar su vuelta a territorio andaluz, ahora la infumable gangrena, de vez en cuando calma y de vez en cuando rabia. La de cosas que todavía le queden por ver a los monos, que son los únicos que han convivido con unos y con otros, y que quizá tengan la solución. Echarlos a todos y que los dejen echar la siesta tranquilos.
P.D El título de rey de Gibraltar pertenece a la Corona Española , evidenciando la ilegitimidad de autoproclamarse la reina de Inglaterra bajo ese nombre.
Sire
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