Mientras el tiempo desgasta los sueños e indefectiblemente nos conduce a una profunda sensación de vacío, donde tan solo el valor de los recuerdos es capaz de mostrarnos lo insignificante de este mundo, no conseguimos traspasar la delgada línea que separa realidad de ficción. Vapuleados como auténticos títeres de carne cosida de contradicciones, somos empujados hacia esperanzadoras realidades, hasta volver a la cruda realidad.
¿Realidad?
Entresijo de sueños y esperanza o representación de la tortuosa incertidumbre del ser humano.
Quizás un día llegues a la conclusión de que en lugar de simplificar tu alma, tendrás que acoger cada vez más mundo con tu alma dolorosamente ensanchada, asumiendo así que la realidad nos es más que lo que acontece, que hemos de acostumbrarnos a la vida y aprender a reír. ¿Una vida fácil, un amor fácil, una muerte fácil? Nos eran cosas hechas para mí. El mundo estaba hecho para ser feliz, yo, aspiraba a más.
Había comprendido al fin la equivocación mundana, quizá por ello estuve destinado a refugiarme en el frio espacio que ocupan las estrellas, siendo así único y eterno.
Ya no quedaban risas camufladas, había disfrutado la grandiosidad del momento, sumiéndome en un profundo estado de reflexión:
Ayer era un genio del sufrimiento, hoy el maestro de las causas perdidas, el mundo me rechazaba, tenía para él una dimensión más.
Lobo Estepario
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