Naciera tal día como hoy en 1898 uno de los poetas cuya vida ha sido reflejo de nuestra historia más reciente y desencantada, naciera por tanto un poeta universal que reflejó en su obra el lado más trágico, costumbrista y encantado sabor andaluz, sabor español.
Los músicos nacionalistas como Falla, Albéniz, Turina, Granados querían marcar la diferencia con sus composiciones. Sabían que la raíz de la tradición y el folclore de la península, lo que más conocían y el foco de referencia hacia el exterior se encontraba en el sur, en Andalucía. El reto por tanto era hacer ver, y cambiarlo componiendo y dedicando para todas las regiones y culturas que conviven bajo lo que fuera un imperio, y hoy conocido como, todavía, reino de España.
Federico García Lorca, un granadino alegre, siempre fue un joven dado a la música, a la poesía y a la literatura en líneas generales. Escribió y publicó Impresiones y paisajes, retrato de un viaje y sus bellas contemplaciones. Una pintoresca estampa de la España de principios de siglo. Aún rudimentaria y rural. Desde aquello, el resto fue todo coser y cantar. Se sucedieron obras de teatro como El maleficio de la mariposa, estrenado en el Teatro Eslava de Madrid.
Lorca nunca se olvidó de su tierra, de Fuentevaqueros. Siempre marcó con trazo fino la idea de muerte con su hermana la vida. Criticó la fiera ley del tiempo que se reflejaba en tabúes como es el caso de La Casa de Bernarda Alba, Yerma o Bodas de Sangre incluso. Tragedias nacidas de la esencia popular que dieron pie, en época de un regeneracionismo tardío. Su poesía, el verso libre, fue innovador. La cotidianeidad es muy difícil marcarle rima aunque predique del ritmo. La musicalidad que el poeta le donaba era el preciso hecho que colmó de gloria pasando a ser parte de ese club selecto, grabado en los libros de literatura universal. Tras de él, se ha abusado mucho de esta composición poética y esos excesos insultantes han devaluado su apreciación. No todo el mundo es Lorca, pues Lorca no hubo más que uno, y esa sensibilidad es difícil de repetir, por ello, el que escribiera a la tierra, a la naturaleza, a la mujer buscando el simbolismo hizo un trabajo más que artístico, casi celestial.
Fuera curiosidad quizá, por lo que es querido, sus obras hacia las minorías más despreciadas. Hacia los judíos, el Cante jondo declarado y regalado como homenaje al mundo calé. Cuando viajó a Nueva York, buscando la evasión de un amor que lo encarcelaba en la condición social, conoció y marcó mucho la presencia de la minoría negra, al igual que en Cuba. No buscó la felicidad, evidentemente, pues no solo se alejó de su tierra querida a la que él tanto amaba, sino que 1929 no fue un año de lo más bienaventurado para cruzar el océano y conocer la riqueza, pues más bien la pobreza del estallido que se subsanaría con el New Deal de F.D.Roosevelt. Depresión, desánimo…todo lo contrario a lo que experimentaba con sus compañeros en la residencia de estudiantes de Madrid. Dalí, Buñuel… un ambiente más que intelectual. La élite del país habitando unos cientos de metros cuadrados. Muy diferente a lo que captó inmediatamente, la articulación y poca vida “natural” que se vivía en los Estados Unidos. Sin lugar a dudas, Federico García Lorca es un poeta universal, debido a que escribía y trataba, convirtiendo sus poemas, con temas que afectaban directamente al alma. No se ceñía a una historia, sino que la volvía eterna sin dejar indiferente a nadie que la sufriera.
El fatalismo, el drama muy marcado a lo intelectual. Muy justificado pues hallar el tópico de la vida y muerte es fácil en cualquier sitio y en cualquiera de sus sentidos. El crimen que se hizo con él en aquella guerra desmedida fue uno de los hechos que midieron las consecuencias de lo que podía llegar la demencia humana. “Maricón, rojo” le dijeron antes de acribillarlo. Quizá ahora, al cabo de los años, se está haciendo justicia.
"En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida"
A la memoria de un poeta, a la memoria de Federico García Lorca.
Sire
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