Saturday, January 4, 2014

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Ondeaba su capa con el vuelo de aquella noche en una de las ciudades con más luz de las Españas. El luto lo encubrecía con sigilo entre las sombras más pardas de la madrugada. Salían hombres tomados de tabernas, vaciadores de barriles y miembros de cantinas. Los serenos tenían oficio difícil de manejar cuando la flama era rezumada por cualquiera de los adoquines. No se movía hoja. Sólo ojos de gatos clavados en la nuca mientras se reían en silencio de lo pesarosos y toscos que salían algunos de las bodegas.

Entonces se deshizo de los rincones y mostró su esperpento. Un caballero demacrado, de calzones raídos y sombrero de ala ancha. Todo negro aunque por vestirse de tal sólo descubría la perilla en punta que de su rostro fantasma caía. Y mientras su paso decidido, la capa tierna en jirones barría su caminar.

La Iglesia más cercana daba cuatro en cuartos y tres enteros. Sus andares eran cada vez más decididos, llegaba tarde a cualquier mala cita que le depararan las brujas horas. Probablemente fuera bebido por sosegar nervios y reclamos. Ahora doblaba veloz la esquina para imbuirse nuevamente entre las calles maltrechas y deshilachadas  alejadas de toda providencia y reñidas por las clases más selectas. Timoteo se presentó con discreción, con la mayor de las prudentes cautelas a aquella placeta acuartelada en arcos de medio punto sobre los que caían un mar de geranios y claveles. El patio estaba bañado por el claro de luna cuyas nubes bailaban un cerco a su alrededor.

Allí, entonces, apareció su condena. En una de las columnas, apoyada espalda, apareció una sombra, que exhalaba el humo gitano de las cigarreras. Se le notaba en el semblante, la tez morena, que era a quien esperaba y a quien había hecho esperar.  Pero se deshizo del cigarro y tiró la chusta con desprecio; Se quitó el sombrero: él era un caballero más refinado y exquisito. Su porte firme mostraba el señorío con el que luciría sus ademanes. Voló su capa y se descubrió al completo. Él era hermano de toreador, hijo de duques y bisnieto de reyes. De los Silva y Álvarez mientras que Timoteo, quien se aventuró a seducir y cortejar la honra que éste otro había depositado en su mujer, era amigo de poetas y pintores, pero en sus carnes no corría más sangre que la de pescadero.

Los duelos de aquella época tenían siempre el mismo ritmo, aunque apuntaron hacerlo con espadas, que aun mostrando el desliz del hierro rotura del silencio, no fuera tan escandaloso que el rompío de un trabuque en plena noche sevillana. Así pues, siendo árbitro del ensayo de muerte clandestino amigo, en apariencia, mutuo, se desvainaron las espadas. La luna convirtió el acero en plata, brillante sin ley pues nacía luz con cada uno de los encuentros. Que al poco cesó pues uno de los hierros había caído a un lejano albero y Timoteo cayó de rodillas, con lágrimas en los ojos suplicando su perdón.

Sacó un rosario y se encomendó a la virgen. "No te das cuenta que Dios en esta noche te ha abandonado...desgraciado" Y remató hundiendo el estoque en su pecho. Presenciándose en aquella plaza la misma muerte y acompañando a su alma, mientras el cuerpo yacía, por las aguas de Triana.

Lovelace

Tuesday, December 31, 2013

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Aquel diecinueve de Mayo
la primavera hizo brotar,
y se desbordó el deseo.

El Albaycín,
guerrero de valía,
de valía maestro
vio nacer con el rocío
de sus sombras,
mis primeros te quieros.

Y caía la mañana
bajo un manto tul
en claro y moreno
apareciste tú.

Tus pasos,
mis andares
caminamos sin descuido
entre el Dauro y la Alhambra
el amor se arrinconaba.

Y callados, sumisos
la primavera hizo brotar
y nació con nosotros
entre dos aguas.

Allá al sol de Mayo
nos miramos,
mientras los latidos
sonaban a un mismo pulso.
Ay corazón que te vas
y corazón, que con el suyo te has ido.

Lovelace

Monday, December 30, 2013

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Moría la tarde entristecida,
Esclarecida y brillante
Cuando el púrpura retoma
El retoño de un infinito
Que se muestra desnudo.

Al fin, el fin.
Las hojas posan su desconsuelo
Bailando el vals del otoño.
Una balada triste que resuena
Mientras las hojuelas valientes
Dicen adiós a la madre que las crió
Y que las sostuvo.

Ahora vuelan, a su suerte
En la comitiva del barrizal
Donde quedan presas de su delirio
Donde la tumba les pesa y
Se entierran unas sobre otras,
Abandonadas al recuerdo
De los días de primavera
Donde los vientos y las lluvias
Las acariciaban en la tormenta.

Y el sol sigue su camino
Y dice adiós a los rostros,
Y despide su baño de dorado
En el centeno, retirando la alfombra
De oro que arrastra en las puntas
del invierno.

Los cielos de fuego se encienden
Y se prenden las nubes de gala
Destellos, ¡maravillosos destellos!
Que por instantes se apagan.

Vente luna, vente.
Ven y nos acompañas
Cobija a estos hijos, que otra vez

No hay padre que les aguarda.

Lovelace 

Sunday, December 29, 2013

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Declaraba mi amor
Mientras besaba una rosa tudor.
Porque sus pétalos blancos
Eran de limpia pureza
Mientras que el rojo
Marcaba la pasión
De un amor sin rostro.

La luna gris nos miraba
Nublada por el avaro sol
Que contemplaba con dulzura
En labios de miel
El despertar de nuestros días.

Recuerdo aquella rosa
Cubría de espinas su tallo
Y las hojas afiladas
Hacían sangrar mis yemas.
Pero la arranqué con furor
Tanto como a ti quería tenerte.
Y la sostenía entre el índice
Y el corazón,
Con el mayor de los cuidados
Y de las ternuras.

¡Ay! Qué dolor tenerte,
Pero mereció expiación
el tintar mi sangre tus pétalos
Pues mientras me pinchaba
Y me hería, supe que aquel martirio

Valía la pena.

Lovelace 

Friday, December 27, 2013

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La literatura tiene poderes místicos, permiten que uno se revitalice con casa una de sus páginas. Es bondadosa y humilde, al alcance de todos, sin embargo inaccesible para aquellos que no tengan el coraje y sobretodo la dedicación de vivir con ella, la literatura no es solo un pasatiempo o un hobbie, es un estilo de vida; por ello no a todos se les permitirá ser parte de ella.

Wilt inicia con una vida bastante rutinaria, lejana a esos bellos matices que da la espontaneidad, pero muestra como la mente juega un papel importante, ya que puede ser nuestra salvación o nuestro tormento. Tenemos tanto poder en nosotros mismos que eso puede ser lo que construya un gran cimiento hacia las alturas, hacia lo impensable.

Henry Wilt, el personaje principal, es un hombre como ninguno, Sharpe nos permite ver a aquel hombre desde el inicio de la lectura y como las decisiones que toma día a día lo convierten, lo transforman.

 “Henry parece muy manso, pero sabe cómo tratar con los camorristas. Es demasiado bueno en su trabajo. Ése es su problema; y además no es un lameculos, y eso en la escuela es como el beso de la muerte. Si no lame culos, no vas a ninguna parte”.

Ver como saca a relucir sus mejores técnicas discursivas, como te envuelve en un paradigma en el que crees tener la razón y hacerte dudar en el último instante, deja perplejo, asombrado, extasiado al lector; tuve mis momentos en la lectura, ocasiones en que tuve que parar de leer debido a las grandes carcajadas que soltaba… ha sido uno de los libros que más me ha hecho reír, que va, es el libro que más me ha hecho reír en la historia de mis relatos leídos.

"Una idea, una simple idea -dijo Wilt-. Uno de esos vuelos efímeros de la imaginación que cruzan como mariposas el paisaje estival de la mente empujados por las brisas de la asociación que caen como súbitos chaparrones...Vaya, eso me gusta mucho."

La naturalidad con la que se habla le da un toque delicioso al libro, te sientes bien inmiscuido en todas las investigación y declaraciones, y esos saltos de escenas dan un amplio panorama de apreciación, ya que en un segundo estás en una sala de interrogatorio con un policía furioso al no escuchar la respuesta que desea oír y contener sus puños en los bolsillos al no poder quebrar la mandíbula de aquel mentecato que tenía ante sus narices, y al siguiente segundo te encuentras en medio de un cenagal atorado con una ninfómana desquiciada y su marido lozano.

“Ya sé lo que es usted, Wilt. Un condenado mercader de palabras, un contorsionista verbal, un descuartizador de la lógica, un Houdini de la lingüística, una enciclopedia de información impertinente…”.

Maravilloso, sencillamente maravilloso, una forma tan refinada de tratar el ingenio cruel del humor inglés… yo he quedado realmente complacida con tan afable lectura. Un humor inteligente, un humor sencillo, un deleite, un placer para aquellos que disfruten de una lectura distinta a la habitual.
No tengo duda de que este libro ocupa el puesto invaluable de “Mi libro favorito”, se lo ganó con creces, sus paisajes tan vivos, sus tramas tan peculiares, sus personajes llenos de personalidad y ese humor tangible en cada una de sus páginas. La literatura se hizo para gozar, reír y no sufrir… y en lo que a mí respecta, perderse en las páginas del ingenioso Tom Sharpe es un gusto que volveré a llevar a la vida.

“Él era Wilt, el hombre de la mente de saltamontes”.

Anely Civy


Saturday, December 21, 2013

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A veces menguan las fuerzas, tiemblan las piernas en el momento que llevas el estandarte que no te crees. Lo portas entre tus manos mientras los demás te miran e identifican, pero no quieres que así sea. Es como vestirse de arlequín sin hacer gracia, y poco a poco tus compañeros se van apartando.
Es como si el barco empieza a ahogarse en el mar, y los marineros se tiraran al vacío por miedo a sumergirse entre sus olas. Es como si la coraza fuera maleable, como si cada bala filtrase la maya. Se forman yagas en la piel, y sin embargo sigues con el estandarte en la mano. Tu cuerpo chorrea sangre, se deshace en agua y solo, cuando los francotiradores se marcharon, los compañeros huyeron y los espectadores echaron el cierre, en vez de morir, el estandarte dijo una cosa y fue cuando se puso una pica en Flandes.

Sire

Thursday, December 19, 2013

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Tempestad
el cielo murmura,
el rumor se pasa
entre las ramas con furor
y mientras un café
calienta e impacienta.
Sorbos intranquilos,
reposados sí
pero cada uno arde y
anestesia la furia
de una lengua
que amó sin reproches.

Las ramas suenan
el agua cae con ganas
y aplica sus destrezas
destrozando todo
aquello que baña.
El cielo se ha incendiado
por un instante.
Ahora calla y chapotea
su pena y angustia
sobre nuestras sienes.

Las nubes se han llevado
el azul paciente y la luna menguante.
Ha apartado al Sol de los pájaros.
Los charcos cantan la monotonía
de lluvia, que ante mí
contempla el cristal.

Ignora la pasión y échate a dormir
que para cuando despiertes,
todo lo que viste ya habrá acabado.

Lovelace

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