DINASTÍA HOHEZOLLERN. NACIMIENTO DEL IMPERIO ALEMÁN
Versalles, 18 de enero de 1871. Después de la victoria en la guerra Franco-prusiana se proclama el Imperio alemán bajo la dinastía de los Hohezollern. La unificación de Bismarck consagra el moderno Estado-nación con los antiguos ducados y reinos germanos junto al reino de Prusia.
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África oriental. Tanganica, Ruanda-Burundi, Witulandia, Kenia, Triángulo de Kionga.
África sudoeste. Namibia.
África occidental. Togo, Camerún.
Nueva Guinea (Oceanía).Islas Salomón, Marshall, Carolinas, Marianas, Palaos.
Asia: Kiau Cau, Tianjín.
Guillermo I, emperador de Alemania y rey de Prusia (1871-1888) ideó junto con su canciller una política exterior garantizando la posición de su país como una gran nación forjando alianzas para aislar a Francia de forma diplomática evitando una nueva guerra. Conflicto que resurgiría por Alsacia y Lorena, devueltos tras la primera guerra mundial a Francia.
Con el fallecimiento de Guillermo I, le sucedería su hijo Federico Guillermo IV (1888), quien estuvo tres meses en el reinado a causa de un cáncer, sucediéndole su hijo Guillemo II (1888- 1918) que seguiría la línea de su abuelo. El curso imperialista dado por todas las potencia acabó creando fricciones entre el resto de países viéndose el imperio cada vez más aislado ante Francia que había ganado simpatías con el imperio austrohúngaro, Gran Bretaña y Rusia.
GUILLERMO II
El nuevo káiser tenía una personalidad compleja, brutal para algunos, manipulador excesivo para otros, en suma una personalidad que algunos historiadores han tildado de megalómana extrema, poco tolerante y avasallante. No por ello menos inteligente y vivaz, y se ha afirmado que con el tiempo y la experiencia adquirió astucia política y militar.
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Bismarck creía que Guillermo II era un hombre ligero, que podía ser dominado, y mostraba respeto por las ambiciones de éste en la década de 1880. Luego de un intento de Bismarck de introducir una ley antisocialista de largo alcance a principios de la década de 1890, la separación final entre el monarca y el estadista ocurrió pronto. Guillermo II no estaba dispuesto a iniciar su reinado con una masacre al por mayor de trabajadores industriales, y despidió a Bismarck en 1890.
Guillermo II quiso evitar el resurgimiento de Bismarck, el "Canciller de Hierro" con sus sucesivos cancilleres, veteranos pero no hombres de política, a quien detestaba, llamándolo "viejo grosero y aguafiestas". Bismarck jamás había permitido a ningún ministro ver en persona al emperador sin estar él presente, manteniendo así su influencia y su poder político. Después de su retiro forzado, hasta el día de su muerte, Bismarck se convirtió en un duro crítico de las políticas de Guillermo II, pero sin el apoyo del árbitro supremo de todas las designaciones políticas (el emperador), había poca oportunidad para que el viejo canciller pudiera ejercer alguna influencia.
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Además, es notable la relación amor-odio que existía con el Reino Unido y en particular con sus primos, que no descartaba nunca un conflicto armado. Para más inri, el káiser en el telegrama Kruger, felicitó al presidente bóer por su victoria frente a Gran Bretaña cosa que crispó la opinión pública de los británicos.
Guillermo II creyó que la Primera Guerra Mundial fue una conspiración de rodear el país por su tío Enrique VII con la entente cordiale de Rusia y Francia. Una situación irreal e imaginaria sobre la importancia de la “diplomacia personal” que ejercían los monarcas en la materia de Estado.
El creer que Bülow, su canciller, lo había traicionado por unos pactos nulos con Nicolás II hizo que cayese en una gran desconfianza que lo tuvo varias jornadas con frustraciones mentales y evadido de sí. El mayor fiasco de su política exterior fue una entrevista cedida al “Dialy Telegraph” (1908) donde se emocionó y liberó de acusaciones en relación a todos los países lo que provocó que mandaran telegramas de abdicación, y éste, a parte de estar las semanas siguientes a sus declaraciones muy discreto, despidió a su canciller Bülow quien lo había dejado solo ante la crítica pública y no había mediado para editar la transcripción de dicha entrevista.
PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Todo ello le causó una depresión clínica y estuvo más alejado de la política, dejándose guiar por sus ministros.
Guillermo II era íntimo amigo del archiduque Francisco Fernando y quedó profundamente conmocionado por su asesinato el 28 de junio de 1914 .Guillermo II ofreció su apoyo a Austria-Hungría para desmantelar la organización secreta que había planeado el asesinato e incluso sancionó el uso de la fuerza por parte de Austria contra la presunta fuente del movimiento: El Reino de Serbia. Quería permanecer en Berlín hasta que la crisis fuera resuelta, pero su corte lo persuadió a ir a su crucero anual por el Mar del Norte el 6 de julio de 1914. Probablemente se sabía que su presencia sería útil para aquellos elementos en el gobierno que deseaban sacar provecho de esta crisis para aumentar el prestigio de Alemania, incluso con el riesgo de una guerra general, algo a lo que Guillermo era extremadamente aprensivo.
Guillermo hizo intentos erráticos para permanecer informado de la crisis por medio de telegramas, y cuando el ultimátum austrohúngaro se entregó a Serbia, se apresuró a volver a Berlín. Sin que Guillermo lo supiera, los ministros y generales austrohúngaros ya habían convencido a Francisco José, de 84 años, que firmara una declaración de guerra contra Serbia.
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Cuando llegó el desastre de Jutlandia y la gran derrota, la marina se amotinó pidiendo la abdicación del káiser lo que le causó una gran decepción, y mientras pensaba en querer mantener el poder en la anarquía, pues no solo era emperador de Alemania sino también rey de Prusia, el canciller Max von Baden, sin su consentimiento anunció la abdicación de Guillermo II idealizándose la que sería futura república de Weimar (1919-1933)
Guillermo II aceptó la abdicación sólo después de que Ludendorff fuera reemplazado por el general Wilhelm Groener. Este último le informó que el ejército se retiraría bajo las órdenes de Hindenburg, pero que no lucharía para ayudar a Guillermo II a recuperar el trono. La monarquía había perdido a su último y más fuerte apoyo, y finalmente el mismo Hindenburg (que estaba a favor de la monarquía) fue obligado (con cierta vergüenza) a aconsejar al Emperador que presentara su abdicación.
Al día siguiente, el exemperador Guillermo II cruzó la frontera alemana en tren camino a su exilio en los Países Bajos, que se había mantenido neutral durante la guerra. Tras la firma del Tratado de Versalles en 1919, el artículo 227 del mismo estipulaba la persecución legal contra Guillermo II "por haber cometido una ofensa suprema en contra de la moralidad internacional y la santidad de los tratados", pero la Reina Guillermina rehusó extraditarlo, a pesar de las apelaciones por parte de los Aliados.
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (ALEMANIA NAZI)
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A pesar de haber recibido a Hermann Göring en Doorn al menos en una ocasión, Guillermo II desconfiaba de las intenciones de Hitler, aunque admiraba enormemente el éxito que éste había logrado en los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, e incluso envió al Führer un telegrama de felicitaciones después de la caída de París en 1940.
Guillermo II murió de embolia pulmonar en Doorn (Países Bajos) el 4 de junio de 1941, con soldados alemanes custodiando las puertas de su residencia al enterarse del fallecimiento del ex-emperador. No obstante, se dice que Hitler se disgustó porque Guillermo II tuviera una guardia de honor de tropas del III Reich, y al enterarse pensó seriamente en destituir y degradar al general de las fuerzas de ocupación que ordenó tal homenaje.
Y hasta aquí la historia del Imperio alemán.
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