Decir de alguien las virtudes que presenta, dependiendo del tiempo puede ser, o bien una descripción del paso compartido, o bien la odisea que Ulises emprendió por no llegar a ninguna parte.
Es algo así como estar encerrado en el laberinto del minotauro. Estás sujeto a las normas del juego que inocente firmaste sin conocer la posibilidad de victoria. Pero aun así, aparte del ahogo, de la ansiedad, de la frialdad que sientes cuando la sangre coagulada se asiente en tus venas, debes de aceptar el hecho, y seguir un rumbo, pues quedarte parado nunca puedes. Sigues, y dentro del claustro te encuentras con la paradoja tranquilidad, que besa tus labios con calma, cegando tu inquietud y tornándola en paz. Tiempos en los que las borrascas están muy lejos; los cielos abundan nubes blancas que pasean por la infinitud de un celeste brillante soleado.
Es algo así como estar encerrado en el laberinto del minotauro. Estás sujeto a las normas del juego que inocente firmaste sin conocer la posibilidad de victoria. Pero aun así, aparte del ahogo, de la ansiedad, de la frialdad que sientes cuando la sangre coagulada se asiente en tus venas, debes de aceptar el hecho, y seguir un rumbo, pues quedarte parado nunca puedes. Sigues, y dentro del claustro te encuentras con la paradoja tranquilidad, que besa tus labios con calma, cegando tu inquietud y tornándola en paz. Tiempos en los que las borrascas están muy lejos; los cielos abundan nubes blancas que pasean por la infinitud de un celeste brillante soleado.
Sin embargo, la melodía sigue, y los chubascos que acaecían a lo lejos van tomando forma en el presente. Antes expuesto, ahora escondido para que el fuego no dore la fina tez que posee el no dañado. Y si creías que la lluvia era el peligro, no olvides que cerca pasea el minotauro… que cuando menos te lo esperas decide indagar en tu paradero cuando las vacas flaquean y se junta el hambre con las ganas de comer.
Peligro pues que cada cual solventa de la mejor de las maneras posibles.
El tiempo te hace conocedor de muchas cosas. Y siéntete mejor cuando te diga que del laberinto ya conoces la salida, que la bestia se ha hecho dócil y que eran buenas las paredes para tomar el sol en tiempos de poca austeridad. Pero, si decides salir de éste, para cuando llega la época de lluvias, recuerda que no volverás con tanta facilidad. Déjale un bonito recuerdo al animal y sal sin hacer ruido.
Peligro pues que cada cual solventa de la mejor de las maneras posibles.
El tiempo te hace conocedor de muchas cosas. Y siéntete mejor cuando te diga que del laberinto ya conoces la salida, que la bestia se ha hecho dócil y que eran buenas las paredes para tomar el sol en tiempos de poca austeridad. Pero, si decides salir de éste, para cuando llega la época de lluvias, recuerda que no volverás con tanta facilidad. Déjale un bonito recuerdo al animal y sal sin hacer ruido.
Sire
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