La ambrosía no es para ti

Temer volar por no saber aterrizar y querer buscar consuelo en aquello donde no reina ni un gramo de paz. Las palomas salieron al vuelo y las nubes tienen un color gris, uno que pronostica malos tiempos, solo gotas derramadas como lágrimas de sirena, solo rayos estruendosos que acrecientan las penas.

Hay palabras que se soltaron con acritud, y otras que ni se pudieron pronunciar; el déspota tiene el poder de hacer callar sin hablar, de mandar sin moverse, de reir sin pronunciar palabra y de demacrar hasta el rostro de un ángel en pleno vuelo. Aquel querubín tenia alas pero desasir de su reino era una encomienda sin empleo.

Vivían cinco, reinaban dos. Era un ambiente etéreo, pero en ocasiones eludir las adversidades era un esfuerzo sobrehumano. La evidencia era poca, porque esa comedia tenia muchos entremeses, se oía paz, reinaba la armonía, pero había cadenas que obligaban a que no pudieses volar más de donde el ángel mayor quisiese. En ocasiones parecían un montón de camorristas, discutiendo por cosas mundanas... Si el hombre entendiese que el papel del dinero esta sobrevalorado podría comenzar a vivir la vida a la que tanto le rehuye.

Un banquete opíparo era su premio en ciertas ocasiones, un gabán permitía esconderse del frío de la noche, pero nada valía la libertad si el rey era un ser tozudo y la reina una mujer inexorable... Aquel ser celestial quería tocar la lira, quería bailar ballet, pintar el cielo en la tierra y actuar con vaivén. Era un alma reprimida a los yugos de un poder inquisitivo, no podía tener una vida libre ya que había que dar cuentas al manda más. Y con languidez volvía a su alcoba a refugiarse en las paginas de un libro aun no escrito, en las palabras de un escritor desconocido, en la música de las notas de violonchelo, en una noche de té, en la metamorfosis de un nuevo ser.

Reprimida, claustrada... Una odalisca del gran sultán; actuó modosamente y no provoco compasión, actuó agresivamente pero nadie se impertérrito, actuó astutamente y de osada la tomaron... Callada, todo era mejor callada, ya que al no hablar, no tenia que llorar. A veces su mirada se tornaba miasmática, no porque fuese mala, si no que su frustraccion la hacia pecar de pensamiento; y aunque su sonrisa tuviese fulgor, ella sabia que era insulsa y ágata.

En ocasiones sentía un terrible escozor en el alma, sentía flagar llamas del mismo infierno... Necesita de las buenas compañías, ya que en eso momento repudiaba la soledad, pero a veces se sentía ínfima, por ocupar ese lugar en el reino, lleno de responsabilidades y de pocas oportunidades, querer crecer y no poderlo hacer, porque mientras muchos de sus conocidos fueron encarcelados en jaulas de oro en tierras lejanas, a ella le hicieron una faena, la resguardaron en su propia jaula, solamente que sin el oro. 

Anely Civy