¿Será la agradable temperatura que nos brinda esta estación? ¿O quizás la añorada luz que florece de nuevo entre las nubes? Tal vez es el verde del horizonte, o puede que la culpable sea la brisa cargada de olor a primavera. ¿Y por qué no el gorjeo de los pajarillos? Siempre hay preguntas, en el gesto más simple e insignificante, y en la circunstancia más trascendental. Tan necesarias como abrumantes. Tan esclarecedoras como confusas. A veces con respuesta, y a veces sin ella.
¿Qué son los sentimientos? ¿Qué son las emociones? ¿Por qué sentimos? ¿Son ambos necesarios? Todos nos exponemos a ellos, a sus antojos pasajeros, a sus peligrosos caprichos, a sus dulces manías. Hay personas que se dejan llevar por las pasiones, y hay personas que se resisten a estar bajo su mando, sin éxito, pues nadie puede escapar de sus tentadoras, y a la vez crueles zarpas.
¿Qué me decís de la soledad? Tan arrogante, tan altanera. Capaz de hundirte en un oscuro abismo, capaz de ahogarte en la fosa más profunda, capaz de quemarte en el áspero desierto, capaz de helarte en la cima más alta.
¿Y si hablamos del miedo? Lóbrego, tenebroso, sombrío. Preparado para derribar la torre mejor construida, preparado para arrasar cualquier muro pintado de ilusiones, preparado para desnudar con su gélido aliento toda esperanza.¿Qué pensáis de la impotencia? Desesperante como ninguna, frustrante, traicionera. ¿Y la envidia? Es tan cruel, tan desalmada, tan feroz, tan brutal…
¿Por qué tenemos que sentir? ¿Por qué hemos de emocionarnos? ¿No seríamos más felices sin sentir? Pero la felicidad es un sentimiento. ¿Y cómo podríamos ser felices sin sentir? No percibiríamos la felicidad. La solución definitiva sería sentir sólo lo bueno, ¿pero cómo sabríamos en ese caso que lo que sentimos es bueno si no podemos compararlo con algo malo? No existe lo bueno sin lo malo, el placer sin el dolor, la alegría sin la tristeza… De nuevo más preguntas.
Cuando te fastidia e incomoda tu pasado, cuando sientes desasosiego por el presente, cuando la expectación por el futuro se hace latente, están ahí, acechado, siempre hay preguntas. Tal vez por inseguridad, por indecisión, pero no es fácil dar la respuesta adecuada, ni conocer o interpretar toda la verdad.
Sin embargo, hoy, sí creo conocer la respuesta a algunos interrogantes. Es la temperatura de esta estación, la añorada luz que florece de nuevo entre las nubes, es el verde del horizonte, la brisa cargada de olor a primavera y el gorjeo de los pajarillos, los que me han guiado hasta aquí, hasta este mundo que tenía olvidado, todos ellos me incitan a escribir, a expresarme, a pensar, a dar respuestas…
Porque no sé si la primavera la sangre altera, pero desde luego sí a mi bolígrafo y a mi imaginación.
Troy
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