Thursday, April 18, 2013

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¿Qué te pasa mundo? Como ciudadano, me veo en la obligación de delatar tus pesares y solventar tus culpas, de avergonzarme por compartir genética con seres sin principios ni valores, que hacen lanzar alaridos al cielo, llenos de dolor, en busca de la misericordia de esa naturaleza que vamos lentamente matando.

¿En qué círculo vicioso de desquebrajadas alucinaciones hemos profundizado? ¿Qué serie de catastróficas desdichas hemos causado y con cuál sin sentido hemos respondido? Varios son los acontecimientos, trágicos, surrealistas y nefastos los que han tenido lugar, y a los que me acojo para demostrar la siempre involución de esta especie marchita.


La decadencia ha dado como fallo lo último acontecido en una de las maratones más importantes del mundo, de cuya noticia me enteré en el escenario. Boston sufría de tres explosiones, y más que Boston, los allí presentes, criaturas cubiertas de inocencia que animaban a los corredores. La tragedia se aviva cuando se dice que un niño, Martin Richard, de ocho años, que estaba esperando en la línea de meta junto a su madre y a su hermana, a que su padre llegara, muere. Estados Unidos rememora aquella mañana de septiembre en la que el cielo se ocultaba tras nubes de ceniza. La paranoia abominable se cierne sobre el país, y por el miedo a que vuelva a suceder, el servicio secreto protege los edificios más representativos.
Si la noticia podría haber dado fin ahí, le mutan unas hermanastras, notificando que el servicio de correos postales detecta en una carta dirigida al presidente Obama sustancia tóxica, al igual que otra dirigida a un Senador, por no hablar de una explosión en Texas que se lleva otras tantas vidas por delante. Los terroristas del siglo XXI han dejado de ser bandas especializadas. Lo peor es que ese germen ha hecho que se infecte en la mente de extremistas neuróticos que dan por perdida su vida y atentan contra la de los demás.

Otra muerte, la de Margaret Thatcher, cuyo funeral, al cabo de una semana ha tenido lugar, y como siempre, esa elegante y querida ama de casa, no ha dejado a nadie indiferente. La friolera de diez millones de libras ha sido la cantidad aproximada para darle un último recuerdo a la que fuera la dama de hierro, hoy mito del siglo XX.



No nos podemos olvidar de la gran fuerza que tienen los medios “entendedores” para tergiversar las palabras y responsabilizar al que no las haya dicho de lo que ellos mismos dan a la sociedad a entender. Muchos afirmaban, sus opositores, como no podía ser de otra forma, que el Reino Unido no podía permitirse ese coste, y efectivamente, es bochornoso someter al país a recortes y recesión para sí darse el privilegio de prever de gloria las exequias de un difunto. Pero, evidentemente, como es natural, pocos saben, o les cuesta saber, que la mayoría de los gastos fueron pagados por la familia Thatcher. Es así. Como quizá tampoco sepan que Cristiano Ronaldo es donante de médula ósea. ¿Y por qué no se sabe? Porque no vende. Parecen ser que las bondades de los hombres y mujeres han pasado de moda, ya solo importa el chismorreo y la sinvergüencería que cadenas como Tele5 tiene en el noventa por cierto de tiempo de emisión, incluyendo las noticias sensacionalistas de Piqueras.

Creímos creer que todo era válido, porque éramos libres, sin saber, que estábamos atropellándonos. Estoicos por naturaleza, borregos del siempre presente, guiados por los intereses de sus ideas y no por sus fundamentos. ¿Qué ha sido de ti, raza humana, que a veces no te reconozco? En mi país ya se ha perdido el respeto por todo, empezando por la clase política. No saben el dolor que me causa el que crean que España está podrida cuando es la clase política la que se degenera por instantes. ¿De qué me asombro? Si una cara bonita tiene un grano en la frente, por muy bonita que sea, ojos de un azul intenso, tez clara y labios carnosos, te vas a fijar en lo asqueroso que es el grano, como son todos nuestros políticos.

Y eso ya es bien sabido, pero más que evidente cuando sueltan algunas prendas en las redes sociales, diciendo que sus votantes antes de comer prefieren pagar su hipoteca, o que la inmersión lingüística es sinónimo de pederastia. A lo que el escarnio público responde con #cospedalhijadeputa, y al segundo, sencillamente con Toni Cantó. Los que utilizaron twitter como medio de propaganda de su inteligencia y para con una buena campaña de mejorar su perfil, fueron a por lana y salieron esquilados. Si a día de hoy hubiese elecciones generales, estaríamos de la misma forma que está Italia, porque no hay a quién votar. PPSOE ya está más que obsoleto, con el PP dando vergüenza ajena de ineptitud y el PSOE desgastado que no sabe regenerarse; IU, bueno, IU hay que echarle de comer aparte, porque está muy de moda el republicanismo y comunismo, sobre todo en la juventud, intolerante e irrespetuosa, que no sabe valorar y apreciar, sino que la ruptura, el aniquilar todo y hacer de este país el irresponsable de la piruleta donde viva todo el mundo en paz y armonía; el único candidato por el que me arriesgaría sería UPyD, ¿pero qué digo? Rosa Díez se ha vuelto como el perro del hortelano, si acaso ladrador, pero nada mordedor. Regocijada en su asiento de diputada, ganando su buen sueldo, ¿para qué va a pedir más y meterse en follones? Con que pinche un poco con el palo y hagan todos del Congreso un espectáculo del Circo del Sol, por increíble que parezca, no se necesita de mucha promoción. 

Los políticos españoles que han gestionado la democracia han cosechado un rotundo fracaso. Tras el fervor del consenso, tras los años grises, las puertas se abrían de nuevo al mundo, y con ella la esperanza de que regresara la grandeza perdida en el siglo pasado. Con Suárez a la cabeza, se llenó de entusiasmo a la población, por primera vez, la democracia, tal como su nombre indica, personas con distintias ideologías votaron libremente a los casi treinta partidos que se presentaban como candidatos. Un buen día aquel que no volvería a repetirse, o por lo menos no sabría de la misma forma. Cuatro años que se suceden, y se va perdiendo el gusto por la realidad, nos desaniman y nos frustran por su cínica incompetencia. Basta ya.  Eso es lo que pretenden, enfureceros y alarmaros, para que de este sistema se vislumbre la indefensión de los ciudadanos. Háganselo saber, sin olvidar las palabras de Shakespeare: Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras. 

Sire

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