Oí al alba una vez decir, que el amor que más duele, es el no correspondido, porque se sufre con eternidad el paso de los segundos, anárquicos, en los que no hay más mandamiento que la ciega obsesión. A solas dejas de fingir la órbita que desenmascaras, aquello por lo que vives, oh vida, aquello que te repudia con el silencio y la falta de afecto, que por demasía tú le aguardas.
Tormentas que se manifiestan en el vacío, voces que gritan sin ser escuchadas, golpes que se dan a los que nadie responde. Ensordecido vuelves, deseando volar y salir, del trágico panorama que poco a poco torna tu sangre en el veneno más pudiente y letal que ha podido crear la propia mente humana.
Las desventuras fueron como poco, un título que encajara a ese caballero de levita y sombrero en las terribles batallas íntimas, que lo consumían.
Ciego amor que brota, inexplicable, enmudeciendo a la razón inundada por el más fiel sentimiento que otorgas al desconocido. Werther era su nombre, como un muñeco de trapo de la mano del caballeroso Goethe, éste cayó al amparo de no ser correspondido en las puertas que abría de su corazón a la dama que admiraba.
Fue un pobre ilusionado, que dio demasiado para tal poca recompensa. Su amor por Lotte, clamaba al cielo, el cual, le regalaría por tal de compartir la eternidad junto a ella.
En medio del paisaje y paisanaje que se vislumbra en medio de las germanas aldeas, pintorescas de costumbres. Altos bosques y caminos, anduvieron por separado hasta el final.
El romanticismo era el plano más ideal para contemplar la hermosura que ralla el deseo, el encuentro y desencuentro del romance. Leer las cartas, y más que leerlas, olerlas, por tal de sentirla cerca, y llegar a recordarla por su perfume, pues la cara de quien más quieres, llega a fundirse en el deseo. Entendía el corazón de luchas que intensamente intentaba defender, pero en vano llegaba a dar fin a la confronta.
Días van y días vienen, y antes de que llegara la desilusión a este joven caballero por Lotte, amor que le envenenaba por segundos y lo enfermaba decidió reconocer la causa perdida cuando de un disparo, la muerte sesgó su alma, dejándola por fin descansar en paz.
Sire
"Quiero mejorarme, ya no deseo volver a probar una y otra vez esos pequeños sin sabores que nos depara el destino como siempre lo hice, quiero gozar del presente, que el pasado sea pasado"

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