Saturday, December 8, 2012

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Escribía mientras preso yacía. Creían que era de hierro mi cárcel, de barras de firme acero clavadas en las entrañas de la tierra, y custodiadas por hombres armados, que reconocen la lengua que hablo pero no la conocen, ni mucho menos con la que me expreso. Cárcel que realmente me oprimía, jaula que me estremecía y me asfixiaba, era mi misma piel, que apabullada aguardaba un alma desconsolada, de un hombre cuya mente y razón había dado por abandonadas.
Corazón que siente y latido que duele a cada segundo que filtra, por las venas esa sangre envenenada del amor que tiene y no puede ver, por haber sido llevada cautiva y lejana de los ojos del hombre que la quiere y la demanda a gritos cuando enfurecido aclama al cielo intentando hacer trato con las nubes.
De vez en cuando es golpeado y magullado por los guardianes que lo apresan, esperando órdenes de deshacerse de él y mandarlo de un disparo certero a los confines del infierno, del que solo los que han visto la muerte se atreven a comentar.
Escribe con un palo en la arena mojada, con las piedras, e incluso su mirada dibuja letras que sobrepasan otras miradas. Vista perdida y siempre cansada, que divaga con giros raros la cabeza rapada por los enemigos humanos.
Cuando por la noche llega el silencio, bajo los susurros de la selva, él se acerca a la verja, y con los pájaros habla, y les dice, y los manda a buscar a esa diosa de piel dorada, que lo salve y sane de esa enfermedad que no se encuentra en la piel sino en el alma.
En una mañana de disparos, de terribles estruendos, cuando la batalla tenía lugar, él sufría de fiebres, tumbado en aquel antro, conviviendo con insectos que hasta ellos de pena lo esquivaban. Mientras tanto, cuando nadie entendía la difícil cuestión de gesticular palabra, él se encomendaba a los santos, con un pequeño rosario de su madre que siempre llevaba colgado en el pecho, se lo arrancó y agarró fuertemente con la mano derecha. Con un amen, cerró la boca temblorosa, y sus ojos claros cesaron de mirar el grasiento techo para acercarse a describir la oscuridad.


Lovelace

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