En «La tos de Orwell», John Ross pasa revista a las enfermedades de algunos de los grandes literatos británicos y analiza cómo sus males pudieros afectar a sus obras
Los grandes literatos británicos pasan por la consulta del médico John Ross en su libro «La tos de Orwell. Diagnóstico de las enfermedades y estertores de los grandes escritores». En él, este especialista en enfermedades infecciosas, nos cuenta los efectos de la enfermedad sobre la vida y obra de algunos escritores ingleses más conocidos.
Ross echa por tierra viejos mitos biográficos, y sugiere diagnósticos nuevos para estos grandes literatos. Así, apunta a que Shakespeare teníasífilis y pone como prueba la escritura trémula del genio en sus últimas seis firmas; mientras,George Orwell tuvo el sarampión, la tos ferina, dengue y la tuberculosis, y Emily Brontë pudo haber tenido el síndrome de Asperger, mal que comparte supuestamente con el poeta John Milton, autor de «Paraíso perdido».
Además de diagnosticar sus posibles males, Ross rastrea cómo sus dolencias físicas pueden haber afectado a su trabajo, aporta muchos detalles interesantes sobre la vida de los escritores y también acerca de la medicina en las épocas en las que vivieron.
Con respecto a Jonathan Swift, autor de «Los viajes de Gulliver», Ross señala que probablemente sufría la enfermedad de Ménière, por sus síntomas de vértigo, zumbido de oídos y su trastorno obsesivo-compulsivo con la limpieza.
Por último, también el autor de «La letra escarlata», Nathaniel Hawthorne pasa por el «escáner» de Ross. Éste padecía de pánico a los médicos, justificado según este especialista. Y es que Hawthorne se rompió la pierna con nueve años y tuvo que pasar por un rosario de matasanos que llegaron a verter agua fría sobre su pie desde la ventana de un segundo piso en un intento excesivamente crudo para reducir la inflamación.
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