La vida, querida amiga, que es ella, da lecciones que nunca olvidan y quiera o no, ya dirijo mis letras por el camino que menos deseo, aprovechando en este papel en sucio los apuntes de un escrito entre lineas. Nada más que lo que quise, nada más que lo que pude. Esperar es demasiado pedir, decir la verdad algo desafiante y mirarme a los ojos todo un cumplido.
Sigo, en mi línea, en mis costumbres, donde aquí sentado, hilárico presento los deseos compartidos en otros quehaceres. Se agradece tanto y cual, pero en el fondo se volatilizan las palabras, y nadie podrá ayudarme a salir de mi asombro, que es en el que me veo sumido.
Yo ya soy feliz, he descubierto que la vida no la vivo yo, no para mí, sino para ti, para ellos, para aquellos que necesiten una mano amiga que los acompañe a donde el cielo disponga. Así me irá bien, a pesar de no estar todavía de acuerdo. No es resentimiento, no es resignación, quizás sí, quizás no. Palabras de momento que configuren lo que inciertamente pienso. La maldad brota por sí sola, pero en verdad, por una parte me reservo lo más crudo y elegante que de mí queda, por otra, intento difuminar en silencios aquello que mal concierne para convertirlo en una callada sonrisa que no hace mal a nadie, o simplemente a aquel que sepa lo que en ella detrás se esconde.
Sire
Sigo, en mi línea, en mis costumbres, donde aquí sentado, hilárico presento los deseos compartidos en otros quehaceres. Se agradece tanto y cual, pero en el fondo se volatilizan las palabras, y nadie podrá ayudarme a salir de mi asombro, que es en el que me veo sumido.
Yo ya soy feliz, he descubierto que la vida no la vivo yo, no para mí, sino para ti, para ellos, para aquellos que necesiten una mano amiga que los acompañe a donde el cielo disponga. Así me irá bien, a pesar de no estar todavía de acuerdo. No es resentimiento, no es resignación, quizás sí, quizás no. Palabras de momento que configuren lo que inciertamente pienso. La maldad brota por sí sola, pero en verdad, por una parte me reservo lo más crudo y elegante que de mí queda, por otra, intento difuminar en silencios aquello que mal concierne para convertirlo en una callada sonrisa que no hace mal a nadie, o simplemente a aquel que sepa lo que en ella detrás se esconde.
Sire
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