Wednesday, April 10, 2013

Posted by Unknown | File under :

¿Quién cambiaría su apariencia física? Era una mujer sumamente hermosa, irradiaba juventud, reía con fuerza, era ingeniosa y sumamente sociable, sobresalía por su manera de andar y además había sido bendecida con una extraordinaria inteligencia; Ella lograba que vendieras tu propia alma al diablo, porque lo suyo era el don del convencimiento, con una mirada, un alago, unas pocas palabras y ya estabas firmando el contrato. 

Sublime era su belleza, no tenía comparación con la de ninguna mujer, su andar era exquisito, parecía una baronesa, ya que hasta el mismo rey se había sentido agradecido de su amena compañía. Era una mujer patriótica, que defendía a su país, lo amaba y se sentía apegada a sus tierras y a pesar de que los años pasasen ella seguía conservando esa esencia.

Tenía un cabello largo, ondulado, que va, era rizado como la realeza, a ella sólo le faltaba una corona propia, porque todo lo demás ya lo tenía; en el agua era una sirena, nadaba con delicadeza, con júbilo, con pasión; en la tierra era una ninfa, animaba a la naturaleza ya que hacía que las rosas revivieran y la lluvia se esparciera por toda la colina; sólo se hacían falta alas para volar, pero quién la necesitaba teniendo la melodía del viento que la hacía levantar de los suelos. 

El pasar de los años se le iba atenuando debajo de los ojos o en esas expresivas sonrisas, pero podías ver que a pesar de sus años ella seguía siendo una mujer hermosa, llena de carisma y al fijarse en su mirada notabas esa joven doncella que jamás crecería, que siempre viviría inmortal en el alma de esa sublime mujer.

Cuatro décadas y un año, no era un simple número, no era una simple edad, era toda una historia, toda una vida llena de experiencias, de sueños, de recuerdos, de añoranzas. Ella pudo haber conquistado el mundo, pero era una mujer humilde, que era feliz con los detalles más simples; ella predicaba: En la sencillez está la elegancia, y lo notabas al verla, no había grandes máscaras de maquillaje, no había enormes joyas con diamantes, no había abrigos de piel muy estrafalarios; ella era una mujer sencilla, sencillamente maravillosa.
¿Quién cambiaría todo esto? Ella, ella elegiría una vida de desvelos, de cuidados, de regaños, de enojos, porque detrás de los esfuerzos podía encontrarse con lo mejor que le había dado la vida: la maternidad. 

Anely Civy

0 comments:

Post a Comment

ban nha mat pho ha noi bán nhà mặt phố hà nội