Sunday, October 14, 2012

Posted by Unknown | File under :

Nunca llueve a gusto de todos.
Frase contemplativa, complaciente e incluso activa en su propio pecado. Pero además de todo eso, cierta. Y es que, es una de las formas de hacerle la contra a Orwell, cuando dijo en su rebelión de la granja que "todos los animales son iguales, pero unos animales son más iguales que otros". Quizás lo enfocó a la forma de equivocarnos, a nuestra propia estereotipación de la estirpe, o sabe Dios en qué otra cosa quiso enfocarlo ese truhan enemigo fóbico del comunismo.
Para nada somos iguales. Más que diferentes, incomprensivas criaturas, vagas y anodinas que diferimos chocando en el problema en vez de coger la escalera de la solución. Nosotros caemos en la misma piedra, en efecto, tropezamos tantas como cuantas veces, y sin embargo somos capaces de levantarnos, aun sintiendo el dolor de la herida, nos levantamos, y seguimos andando hasta que se nos pase. Y cuando menos te lo esperes, a falta de avistar el próximo peldaño, inocente miras hacia el cielo cubierto de lujuria y egocéntrico vuelves a caer. Echarle la culpa a los bandidos sentimientos, y rezas y te culpas por haber pensado en ellos en vez de haber bajado la cabeza en su momento con humildad y servidumbre, y haberla evitado. 
Eso es lo que pasa, eso es lo que sucede una y otra vez. Hacemos caso a la providencia, sin atender que la providencia empieza en nosotros mismos. En ese sentido, le hago cosa certero a Orwell. Pero ni aun así, todas las personas actuamos de la misma forma en que se nos concibe. 
Hemos reído, algunos de felicidad, y sin embargo otros de la más pura tristeza para evitar el derrame de sus lágrimas ante aquellos que le sirven de bufón. Una retroalimentación, o como el dicho dice: la pescadilla que se muerde la cola. Y es que en la forma son iguales, pero en el fondo, en el fondo todos somos idénticamente distintos.

Sire

0 comments:

Post a Comment

ban nha mat pho ha noi bán nhà mặt phố hà nội